viernes, 19 de febrero de 2016

Viga, de Gsús Bonilla




Gsús Bonilla y su Viga llegan mañana sábado 20, a las 13.00 en Librería A Pie de Página.



(Foto de Eloy Rubio)


Laura Fraile en último cero:

"La vida, la muerte y el amor son los tres ejes sobre los que se asienta `Viga´, el último poemario escrito por Gsús Bonilla (Don Benito, Badajoz, 1971). A lo largo de su casi centenar de páginas, su mirada también se detiene en el desempleo, la paternidad, la vida en la ciudad, el boom inmobiliario o las víctimas que éste ha ido dejando a su paso en forma de personas desahuciadas como Amaia Egaña, a la que dedica uno de sus poemas. 

El poemario `Viga´ está dividido en tres partes. En la primera, titulada `El ancho del patín´, Gsús recurre a sus recuerdos familiares. "Otro desempleado célebre/ que yo recuerde, ese fue mi padre/ que de los cuarenta y siete años/ que permaneció sobre la tierra/ estuvo al menos diez/ sin trabajo remunerado", escribe en `La Transición 2.0´. Después, en `Superhéroe´, Gsús asume los miedos que conlleva el ejercicio de la paternidad. "Confía en mí, aunque todavía no sepa/ que el miedo que tengo/ es a que si se le escapa el globo/ yo no lo pueda alcanzar", le escribe a su hija. 

La segunda parte de este poemario se titula `Peralte´. En ella hay un mayor espacio para la crítica social, uno de los rasgos que forman parte del ADN poético de Gsús Bonilla. "Siempre ha sido así/ a lo largo de la historia./ Hasta que a alguien se le ocurrió/ adoquinar las aceras y asfaltar/ las calles./ Hasta que dejamos de ser aldea/ para ser ciudad", escribe en `El barro´. Los efectos del boom inmobiliario, el abandono y la codicia aparecen descritos después en `Masterclass´, un poema escrito después de un viaje de Gsús a Lisboa. Más adelante, una veintena de palabras le bastan para describir la cadena de acontecimientos que desembocan en un desahucio. "Hemos hecho de todo:/ abrimos la puerta/ cerramos el grifo/ cortamos el gas/ apagamos la luz/ y os quitamos la casa", escribe en `Implacables´. 

La tercera y última parte, titulada `El espesor del alma´, incluye diversas reflexiones sobre el ejercicio de la escritura. "Escoge una hoja de papel, recurre al árbol/ ahora hecho página para que te expreses/ para anotar la lista de la compra/ como el que traza un camino hacia el estómago", escribe en `Apunte sobre la poesía´, un poema precedido por estos versos de Alejandra Pizarnik: "Escribes poemas porque necesitas un lugar en donde sea lo que no es". 





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